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Muere a los 81 años Vicente Fernández, 'El Charro de Huentitán

' El famoso 'Charro de Huentitán', intérprete de un sinnúmero de éxitos como "De qué manera te olvido", "Acá entre nos" y "Volver, Volver", falleció en Guadalajara, Jalisco, este domingo, según informó su familia vía Instagram. “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no deja de cantar”, decía en cada concierto.

Vicente Fernández , el 'Ídolo de México', falleció este domingo en un hospital de Guadalajara, Jalisco, a los 81 años. Se apagó la que es considerada una de las grandes voces para dar paso a una leyenda musical.

A principios de agosto, el intérprete tuvo una caída accidental en su habitación en el rancho "Los tres potrillos" en Jalisco, México. Se lastimó las vértebras cervicales y fue trasladado de emergencia en una ambulancia a un hospital privado en Guadalajara. Desde entonces había permanecido con asistencia ventilatoria y bajo cuidados especiales. 

En un comunicado publicado el pasado 30 de noviembre se informó que Fernández había presentado inflamación en las vías respiratorias por lo que requirió ser trasladado a la unidad de terapia intensiva, continuar con apoyo respiratorio y un ajuste de su medicación.

Su hijo Alejandro Fernández pidió en uno de sus conciertos oración, aplausos y buenas vibras por el difícil momento de salud que pasaba su padre. Pero el milagro que pedía no se realizó.

Los inicios de esta estrella que recién se extinguió sucedieron en la década de 1960, una época en que la voz dulce de Javier Solís se escuchaba en todas las radios del país y los parroquianos del ‘Amanecer Tapatío’ pedían una y otra vez hasta el amanecer que aquel novel cantante interpretara melodías de ‘El Rey del Bolero’.

“No puede ser cobarde el que perdona… ”, entonaba con un fino mariachi el joven recién llegado a la Ciudad de México. Al concluir, la gente se acercaba emocionada a él para agradecerle y estrechar su mano y, acompañado del saludo, iba un billete de 500 o 1,000 pesos (50 dólares). Así fue como Vicente Fernández comenzó su carrera profesional, según contó él mismo en una entrevista televisiva hace ya varios años.

Fernández, en ese momento, vivía de aquellas propinas y, como muchos otros, aún a la sombra de tres monstruos, los más grandes que ha dado México: Jorge Negrete, fallecido a los 42 años en 1953; Pedro Infante, quien murió a los 39 años en 1957; y Solís, quien, para entonces, era el gran ídolo de la música popular mexicana.

“Me pedían que cantara una de Pedro Infante y cantaba como Pedro Infante, pero de repente me di cuenta: ¿y yo cómo cantaré?”, recordó Fernández en algún momento cuando comenzó a participar más como voz de grupos de mariachis de la capital.

Fue hasta el momento en que conoció al fallecido compositor mexicano Armando Manzanero cuando supo cuál era su estilo, uno que con el tiempo se hizo propio, único. Lo hizo gracias a dos de sus canciones más conocidas: “Parece que fue ayer” y “Perdóname”.

A partir de entonces, Vicente Fernández solo pudo hacer una cosa: construir una sólida y longeva carrera que lo llevó a convertirse en uno de los grandes ídolos de la música popular mexicana.

Su carrera duró más de 50 años hasta que en 2016 decidió retirarse de los escenarios; sin embargo, logró grabar más de 100 discos, presentarse en los más grandes escenarios, ganar premios nacionales e internacionales, y recibir una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, en una ceremonia que aún tiene un récord de asistencia del público. Pero, más importante, se hizo de admiradores en los cinco continentes.

"La salud de mi padre está en manos de Dios": Vicente Fernández Jr. dice que el estado de salud del cantante es delicado Muere Vicente Fernández, el hijo de unos rancheros

Vicente ‘Chente’ Fernández nació el 17 de febrero de 1940 en el pueblo de Huentitán El Alto, Jalisco, en una familia del campo.

Según su biografía publicada en su sitio de internet, fue hijo de Paula Gómez de Fernández y del ranchero Ramón Fernández, a quien él mismo describió en algún momento como “un hombre que sufrió muchos descalabros”, pero del que aprendió “lo que no se aprende en la escuela”.

Con solo seis años de edad, Vicente Fernández empezó a soñar con una carrera como cantante de música popular. Fue a los ocho años cuando él mismo contaba que recibió una guitarra y rápidamente aprendió a tocarla y comenzó a estudiar música folclórica.

“Cuando yo crezca voy a ser como ellos”, decía el niño a su madre Paula cuando tenía la oportunidad de ir a ver películas de Pedro Infante, el llamado ‘Ídolo Inmortal’.

En 1954, a los 14 años, su ambición y talento lo llevaron a entrar a un concurso de canto amateur en Guadalajara, en el que ganó el primer lugar. Con la seguridad que le dio aquel primer logro, Vicente Fernández empezó a tocar localmente en restaurantes y bodas, para grupos de familiares y amigos.

“A pesar de los obstáculos, su determinación lo condujo por una trayectoria que se convertiría en una historia de triunfo”, se lee en la biografía del cantante.

Su madre, Paula Gómez de Fernández, murió de cáncer a los 47 años de edad en 1963. El 27 de diciembre de ese mismo año, contrajo matrimonio con María del Refugio ‘Cuquita’ Abarca Villaseñor, quien era su vecina de Guadalajara, y con quien tuvo cuatro hijos: Vicente, Gerardo, Alejandro y Alejandra.

En la década de los sesenta, Fernández fue animado a trasladarse a la Ciudad de México donde se unió con algunos de los grupos de mariachi más conocidos del país, como el Mariachi Amanecer de Pepe Mendoza, y el Mariachi de José Luís Aguilar, con quienes cantaba en restaurantes, como el ‘Amanecer Tapatío’.

También comenzó a presentarse regularmente en el programa de radio de música de mariachi que tenía el mismo nombre, ‘Amanecer Tapatío’.

A finales de 1965, el charro comenzó a hacer visitas a las diferentes compañías discográficas de donde “siempre era rechazado, pero empezó a rondar por los entonces Estudios CBS, con la esperanza de obtener una audición”, agrega su biografía.

“Eventualmente Fernández pudo meter un pie en la XEX, la estación número 1 de México. A través de la XEX pudo llegar a audiencias más grandes y empezar a construir fama local”, se lee.

 

Cada que le era posible, Vicente Fernández daba crédito al compositor mexicano Fernando Z. Maldonado como su gran aliado en la música.

En 1976 fue el año en que una canción de Maldonado con el título “Volver, volver”, en la que se describe a un hombre macho que acepta su culpabilidad en el fracaso de una relación sentimental, que lo lleva a convertirse en el intérprete del nuevo himno de la música ranchera.

A finales de ese año, “Volver, volver” rompió todos los récords de ventas y se escuchaba en todas las radios, no solo de México, también de Estados Unidos, Centro y Sudamérica. Así, Fernández se convirtió en el nuevo rey de la música ranchera hasta ser bautizado por la prensa como ‘El ídolo de México’.

“Siempre he dicho que no hay grandes compositores, sino grandes canciones”, dijo en algún momento. “Y nunca he dicho que soy compositor. Es un trabajo muy difícil, sin embargo, algunas ideas e inspiraciones me han llegado y cuando eso sucede, corro a tomar una pluma y escribir unas cuantas frases”.

A finales de los setenta, ‘Chente’ Fernández comenzó a ganar premios con regularidad. En 1977 recibe en Brownsville, Texas, la distinción ‘Mister Amigo’ que se concede año con año a un mexicano prominente. Además, filma su primera película Fernández , “El Tahúr”, en la cual debuta como director asistente.

Ese mismo año, el álbum que lleva el mismo nombre se convierte en un hit así como “De Qué Manera te Olvido” y “Sentimental y Ranchero” de 1980.

Fue a principios de esa década cuando en una presentación en la ciudad de León, Guanajuato, acuña la célebre frase: “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no deja de cantar”. El charro contaba que el empresario que lo contrató para su evento, en el que se presentarían otros artistas, le dijo que solo debería cantar cuatro canciones. Sin embargo, al público le agradó tanto la presentación de Fernández que lo hicieron volver al escenario varias veces.

Millón de copias y reconocimientos

El año de 1983 fue muy especial para Vicente Fernández. Presentó el álbum “15 Grandes con el Número Uno”, disco que vendió más de un millón de copias.

Y los éxitos siguieron, como el lograr un concierto masivo con más de 54,000 personas en la Plaza de Toros de la Ciudad de México y que tuvo lugar el 15 de septiembre de 1984. Ese mismo año lanza “Dos Corazones”, un álbum a dueto con la cantante Vikki Carr, con quien también se presenta en diversos escenarios.

El hit “Por tu Maldito Amor” es lanzado en 1989 y en 1990 produce el disco “Las Clásicas de José Alfredo Jiménez”. “Fue la pareja perfecta, Vicente Fernández, el mejor cantante de ranchero de México, interpretando canciones de José Alfredo Jiménez, el mejor compositor de canciones rancheras también de México”, dice su biografía.

Entre los premios que acumuló se encuentran el Premio Billboard a la música latina por el álbum de grandes hits del año. “Historia de un Ídolo Volumen II”, en el 2001 que incluye: “El Rey” y “De Qué Manera te Olvido”.

También en el 2001, Vicente y su hijo Alejandro Fernández se presentaron en la gira “Lazos Invencibles”, la primera que hacían juntos en ocho años. En julio de 2002, el disco “Más con el Número Uno” fue el ganador del Grammy Latino por Mejor Álbum Ranchero. El 17 de septiembre de ese año recibe otro reconocimiento: la “Persona del Año” por la Academia Latina de Grabación, por sus logros artísticos y por su donación al Fondo Nacional de Becas para Hispanos.

‘Chente’ Fernández también ayudó a sus paisanos que viven en el campo, presentándose gratuitamente en ferias de pequeños poblados mexicanos.

Antes de retirarse, informó que ya había grabado 20 álbumes con material que será presentado en las décadas futuras. “Tengo más de 100 álbumes en el mercado y he grabado más de 300 canciones que aún no se han dado a conocer. Mi vicio es cantar”, sostuvo en su momento.

“No parece que tengo la edad que tengo. Quizás porque vivo y trabajo en mi rancho y llevo una vida sana”, dijo Fernández. “La gente me ha dado tanto y mi amor por ellos es tan grande que he pensado cuidadosamente en el día de mi retiro”.

Su último concierto fue en 2016. Se despidió en el Estadio Azteca, “con lágrimas y una sonrisa enorme” frente a 100,000 de sus millones de seguidores, según una crónica publicada en este medio.

Esa noche, dijo cómo le gustaría ser recordado: “Hay una cosa que no se compra ni con todo el oro del mundo, y es lo único que me gustaría dejarle de herencia a mis hijos para que el día que Dios me recoja, digan con humildad, nosotros somos hijos de aquel señor que tuvo dos grandes vicios. El primero es trabajar mucho, mucho; y el segundo, ser capaz de quedarse muerto en un escenario por llevarse a la tumba lo que más quería en esta vida: su presencia, su cariño y sus aplausos”.

Mientras permanecía en el hospital, en noviembre, 'El Ídolo de México' ganó un Latin Grammy por el mejor álbum de música ranchera/mariachi.

El gran Vicente Fernández ha muerto. Pero el charro de patillas largas y pobladas no se irá jamás porque, mientras su público no deje de aplaudirle, ‘Chente’ no dejará de cantar.

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